
Y si me equivoco al elegir plaza MIR?
Opciones reales, límites normativos y cómo decidir el siguiente paso
Para muchos aspirantes, pocas frases generan más inquietud que esta: “Creo que me he equivocado al elegir plaza”.
A veces el motivo es técnico —un error en la lista de preferencias— y otras, más profundo: tras unas semanas como R1, aparece la sensación clara de que la especialidad, el hospital o el estilo de vida asociado no encajan con lo que esperabas.
En ambos casos surge la impresión de haber cruzado un punto de no retorno. Sin embargo, antes de tomar decisiones aceleradas, conviene separar tres planos clave:
- Qué permite y qué no permite la normativa vigente.
- Qué implica renunciar y volver a presentarse al MIR.
- Qué han hecho otros médicos que pasaron por ese mismo escenario.
Dos realidades distintas bajo la misma frase: “me he equivocado de plaza”
Cuando un residente expresa esta preocupación, suele referirse a una de estas situaciones:
- Error administrativo o técnico en la elección
- Ordenar mal la lista electrónica.
- Omitir una plaza importante por descuido.
- Incluir opciones que en realidad no querías.
- Ordenar mal la lista electrónica.
- Error vocacional o de encaje
- La especialidad no se ajusta a tus intereses reales.
- La docencia, la carga asistencial o la cultura del servicio no encajan contigo.
- Tu proyecto personal (familia, ubicación, horarios) ha cambiado.
- La especialidad no se ajusta a tus intereses reales.
Distinguir cuál de estos dos planos te afecta es fundamental porque las consecuencias —y tus opciones— cambian de manera sustancial.
Qué permite realmente la normativa al equivocarte en la elección
El proceso de adjudicación de plazas está diseñado para ser competitivo y garantizar la igualdad entre los aspirantes. Por eso, la normativa es estricta en un punto clave:
una vez adjudicada la plaza, no es posible modificar la elección dentro de la misma convocatoria.
Esto tiene dos implicaciones prácticas:
- La elección válida es siempre la última lista enviada dentro del plazo
El sistema toma como definitiva la última solicitud registrada. Si esa lista incluía una plaza no deseada o excluía otras, no existe un mecanismo para “corregir” la adjudicación posteriormente.
- Aunque queden vacantes que podrías haber obtenido con tu número, no se permite reordenar ni reabrir el proceso
Incluso si detectas que una plaza que preferías quedó libre y que tenías un número mejor que quien la obtuvo, el sistema no admite cambios posteriores. La rigidez busca evitar situaciones que comprometan la equidad del proceso.
¿Y si renuncio a la plaza para ir a la segunda vuelta?
Una duda frecuente es si renunciar permite acceder al llamamiento extraordinario para plazas vacantes.
La respuesta es clara:
el llamamiento extraordinario está reservado únicamente a quienes no hayan obtenido plaza en el proceso ordinario.
Si tu plaza ya fue adjudicada, la renuncia te excluye de esa segunda fase:
- pierdes la plaza,
- pierdes la participación en toda la convocatoria,
- y solo podrás acceder mediante un nuevo examen en el año siguiente.
Renunciar antes o después de empezar la residencia: consecuencias reales
Aunque cada comunidad autónoma concreta algunos aspectos, la lógica general es similar en todo el territorio:
- Si no tomas posesión en plazo, la renuncia es automática.
- Si inicias la residencia y abandonas más adelante, también se considera una renuncia definitiva.
En ambos casos:
- No da lugar a un derecho preferente en la convocatoria siguiente.
- No permite elegir otra plaza ese mismo año.
- Obliga a volver a presentarse al MIR para acceder de nuevo a una especialidad.
Por eso, renunciar exige valorar cuidadosamente el impacto personal, económico y profesional.
Repetir el MIR: ventajas y desventajas según la experiencia de otros médicos
No hay dos historias iguales, pero sí patrones comunes entre quienes decidieron volver a examinarse.
Posibles ventajas
- Segunda oportunidad real para acceder a la especialidad o ciudad que deseas.
- Aprendizaje acumulado: conoces mejor el formato y cómo organizar el estudio.
- Mayor madurez vocacional: tras vivir la residencia desde dentro, clarificas qué quieres.
- Mejora frecuente del rendimiento, especialmente si cambias la estrategia.
Posibles desventajas
- Cansancio acumulado tras una primera preparación intensa.
- Miedo a no mejorar resultado.
- Impacto económico (un año sin salario para residente).
- Dependencia logística (academia, vivienda, apoyo familiar).
- El clásico “¿y si me hubiera quedado?”, que persiste incluso tras elegir bien.
Cuando el problema no es el examen: es la especialidad o el lugar
Hay casos en los que el número de orden era adecuado y la elección tenía sentido... pero la realidad no se ajusta a lo esperado.
El R1 siempre es un tramo exigente —guardias, inseguridad, curva de aprendizaje—, pero hay una diferencia entre un malestar normal de adaptación y la convicción profunda de que no estás en el lugar adecuado.
Consejos que suelen repetirse entre residentes que pasaron por ahí:
- Ser honesto contigo mismo, sin autoengaños.
- Escuchar tu experiencia real, no solo el plan inicial.
- Aceptar que incluso una buena elección conlleva un margen inevitable de incertidumbre.
Un marco práctico para decidir qué hacer

¿El problema es administrativo o vital?
- Si es un error en la lista, la normativa es clara: no se puede modificar.
- Si es falta de encaje, la decisión gira entre continuar, valorar cambios muy excepcionales o renunciar y empezar de nuevo.

¿Qué pierdes si repites... y qué pierdes si no lo haces?
- Repetir implica tiempo, energía y coste económico.
- No repetir puede significar continuar en un camino profesional que no te convence.

¿Tu malestar es compatible con el proceso de adaptación?
- Guardias duras y dudas iniciales son normales.
- Si, pasado un tiempo razonable, predomina la idea de “esto no es lo mío”, conviene escucharlo.

¿Qué cambiarías en un segundo intento?
No basta con repetir: es necesario revisar técnicas de estudio, descansos, ritmo, simulacros y autocuidado.
Este análisis no sustituye el acompañamiento de tutores, referentes o apoyo psicológico, pero sí ayuda a ordenar ideas.
Cómo reducir el riesgo de equivocarte de plaza en el futuro
Aunque no existe una herramienta perfecta, varias medidas disminuyen el margen de error evitable:
- Preparar la lista con tiempo y sin prisas.
- Incluir un número amplio de opciones realistas.
- Evitar añadir plazas que no aceptarías en ningún escenario.
- Revisar varias veces que la última versión enviada es correcta.
Son pasos sencillos que pueden evitar situaciones difíciles.
Equivocarse es humano: decidir qué hacer después también
El sistema MIR es competitivo y rígido, pero la experiencia de muchos residentes demuestra que existen caminos alternativos: continuar, cambiar de rumbo o volver a empezar.
No hay decisiones perfectas, solo decisiones conscientes.
Si estás en este punto, puede ayudarte:
- Conocer tus opciones reales.
- Contrastar con experiencias de otros médicos.
- Acompañarte de personas de confianza y mentores.
No estás solo: muchos profesionales han pasado por ahí antes.
DOC.7538.122025