Menu
Usuario

Opinión

Dra. Licet Rosado Mena

Dra. Licet Rosado Mena

Una dominico-española enamorada de la medicina rural de atención primaria: dos continentes, dos sistemas de salud, dos realidades.

Desde niña, en República Dominicana, me llamaba mucho la atención la peculiar forma en que las personas más necesitadas recibían cuidados (siendo esto realizado siempre a cargo de la familia, vecinos y entorno). Me intrigaba mucho y recuerdo que le preguntaba a mi abuelo:

¿Y si alguien envejece o tiene una situación de salud que precise cuidados y no tiene familia ni vecinos? ¿Quién lo haría?

 

Crecí en la casa de mis abuelos maternos viendo cómo las personas mayores, a medida que envejecen, necesitaban cuidados especiales, más atención y fácil acceso a los servicios sanitarios en caso de ausencia de apoyo familiar.

En la República Dominicana, el sistema nacional de salud es distinto al de España. Es un sistema que se compone tanto de sector público como privado, pero en el público siempre va a haber un copago (nunca es completamente gratuito). Por lo tanto, como en todos los países pobres, se precisa la colaboración total de la sociedad (vecinos, amigos, familias) y de las organizaciones no gubernamentales, como por ejemplo la Fundación Clinton, que aporta el tratamiento retroviral de manera gratuita para los pacientes inmunodeprimidos por infección de VIH y SIDA. También la Iglesia católica contribuye con la vacunación gratuita para los niños en los barrios marginales.

Estudié en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, la primera de América y pública. Mientras estudiaba, me encantaba realizar voluntariado, como participar en la realización de pruebas gratuitas de VIH que organizaba el Consejo Presidencial del SIDA (realizaban jornadas de charlas de prevención, ponían un stand en parques, playas y en la Feria del Libro). Al finalizar la carrera, inicié mi primer empleo en una UNAP (Unidad de Atención Primaria), un centro completamente rural de primer nivel, donde la persona acude en primera instancia.

El consultorio quedaba en una aldea a 45 minutos de la capital, Santo Domingo. Para llegar, tomaba un autobús que me dejaba en la entrada, en la misma autopista, a pie de avenida, donde tenía que tomar un mototaxi o incluso un caballo, dado que el único camino era de tierra (el trayecto en moto duraba 20 minutos; en caballo, 35 minutos).

La estructura del consultorio era modesta: paredes de concreto, techo de zinc, sin pruebas diagnósticas mínimas. A veces incluso se iba la luz eléctrica casi todos los días por horas, aunque había días en que teníamos suerte y disponíamos de luz toda la mañana, pero no era lo habitual. Un ventilador de techo en la sala de espera; un consultorio donde solo trabajaban un médico recién graduado y una enfermera, sin desfibrilador ni electrocardiograma. Si el paciente precisaba una simple analítica, la enfermera tomaba las muestras y las llevaba a un laboratorio privado de su barrio, donde le hacían descuento.

Una situación muy extendida en Latinoamérica: el médico está obligado a utilizar más la clínica, dado lo difícil y costoso que resulta para los pacientes acceder a pruebas complementarias y luego costear los tratamientos.

Recuerdo un niño que llegó con mucha fiebre y diarreas (era una familia haitiana que trabajaba en una finca cerca de la UNAP, muy pobre). El niño llegó con muy mal aspecto; le tomamos un cultivo de heces y, en la iglesia de la enfermera, esa tarde recolectaron el dinero para poder hacer el cultivo y pagar el tratamiento. La enfermera, con el dinero que aportó su iglesia, al día siguiente compró suero para poder rehidratarle mientras esperábamos el resultado, hasta que, gracias a la colaboración, el niño se recuperó.
 

En la República Dominicana, el sistema nacional de salud es distinto al de España

Un año más tarde decidí venir a España, después de leer en un periódico nacional que la mejor Atención Primaria se enseñaba en este país, y llegué con esa ilusión. A mi llegada y en los primeros días me di cuenta de las enormes diferencias que existen entre los dos sistemas.

En España, el sistema nacional de salud y el trabajo social realizan una labor magnífica en el cuidado de los más necesitados. Por ello, al obtener plaza MIR, me fui a aprender Atención Primaria Rural de verdad al Centro de Salud de Daroca y al Hospital Comarcal Ernest Lluch en Calatayud, Aragón.


Me di cuenta enseguida, desde el primer día, del funcionamiento de la Atención Primaria en el país. Comprendí que es una atención integral vinculada a la prevención y al seguimiento del enfermo crónico, así como al acompañamiento de la persona en el estado final de la vida. El cuidado precoz de la futura madre desde el primer momento de saber que está embarazada, con controles periódicos reglados por la matrona, el médico de atención primaria y enfermería; el bebé desde el nacimiento con fechas concretas y protocolos a nivel nacional, tanto en vacunas como en control de talla, peso y alimentación, con consejos para los padres; el control de la mujer con citologías y mamografías que cada comunidad autónoma gestiona; cribado de sangre oculta en heces para detección precoz de cáncer de colon en mayores de 65 años; acceso gratuito para todo, sin pagos y accesible incluso en la España vaciada. Si surge una urgencia, una ambulancia coordinada por el 112/061 te recoge en tu domicilio o en la calle y te lleva donde te brinden asistencia enseguida.

Ya graduada como médica de familia, volví al medio rural en Murcia. En mi centro trabajamos la atención primaria rural con proyectos comunitarios tales como:
 

  • Grupo de duelo
     
  • Grupo para deshabituación tabáquica
     
  • Alimentación sana y ejercicio
     
  • Atención para inmovilizados y ancianos
     
  • Desprescripción y atención al paciente polimedicado crónico complejo
     
  • Cirugía menor en pacientes con problemática quirúrgica leve (quistes, verrugas seniles y queratosis seborreica)
     
  • Grupo de afrontamiento emocional para trabajar la ansiedad

 

Nuestro Centro de Salud de Calasparra tiene el Hospital Comarcal a 65 km, por lo que nos hemos visto obligados a trabajar la prevención y una atención primaria centrada en lo rural.

Actualmente, sí que es verdad que, tras la transformación del sistema nacional de salud de la República Dominicana (SENASA) desde 2015, es más barato y más fácil el acceso a los servicios médicos y a la atención urgente, con la presencia del número de urgencias gratuito 911 y ambulancia gratuita. En 2021 se han reformado los hospitales, pero aún es muy deficiente en comparación con el Servicio Murciano de Salud… En España, la atención primaria es un gran fuerte, aunque también presenta sus desafíos, como la falta de médicos, la sobrecarga laboral, y seguimos en la lucha aprendiendo, enseñando y cuidando.

 

Las opiniones, creencias, o puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan los de Boehringer Ingelheim España, S.A

 

DOC.6022.102025

Regístrate o inicia sesión

Introduce tu correo electrónico a continuación